El artículo
“Literatura infantil y formación del un nuevo maestro” de la autora Isabel
Tejerina Lobo expone la necesidad de preparar a los maestros para la difícil
tarea de enseñar literatura, no solo como una parte del currículum sino como
una transmisión de placer y una necesidad
inherente a todo ser humano.
En primer
lugar, se plantea un debate sobre la existencia o no de la literatura infantil.
Por un lado, se argumenta que la edad no se considera como un criterio
diferenciador y que no es más que la adaptación de las creaciones adultas y una
mediocridad literaria. Por el lado contrario, se afirma que es una forma más de
arte y puede adoptar variadas manifestaciones, más o menos sencillas.
Por lo que
respecta a su definición, Literatura Infantil es el arte de la palabra,
manifestado de muy diversas maneras y cuyo destinatario es el niño. Además, se distinguen
dos grandes grupos: la literatura no creada para los niños, pero que ellos han
hecho suya (literatura “ganada”) y la literatura creada expresamente para
ellos.
Por
otro lado, escribir para los niños encierra dificultades, como saber acertar
con los gustos estéticos y con las necesidades afectivas de los niños, por lo
que una buena formación del profesorado es imprescindible para que queden
satisfechos. Así, la Literatura Infantil debe estar presente en la escuela
porque, además de tener una función estética, ofrece respuestas satisfactorias
a la problemática existencial del niño en su desarrollo evolutivo hasta la madurez
y enriquece sus conocimientos.
Pero a su vez
debe apartarse de un tratamiento como asignatura convencional, debe implicar
principalmente el disfrute de los niños, lo que exige autonomía y gratuidad en
su tratamiento. Por eso, el maestro debe combinar el estímulo, la información y
la sugerencia con el respeto a la libertad del niño ante las lecturas, siempre desde
una perspectiva lúdica. Para ello, se tendrán en cuenta los diferentes géneros
infantiles apropiados para cada periodo evolutivo del niño.
Por último, despertar el hábito lector en el niño le aportará
una mayor formación intelectual, moral, afectiva y estética, factores claves en
el éxito de los estudios. La familia juega un papel fundamental, creando
habilidades lectoras, pero la escuela mucho más, debiendo propiciar lecturas
significativas para el niño, porque un error en la elección de lecturas en las
primeras edades desembocará en una aversión irrevocable hacia los libros.Texto original: http://bib.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=14640
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