A pesar de que este es un blog de Lengua y Literatura Castellana, creo que es muy importante, como docentes que ya casi somos, que sepamos mantener el orden en nuestras clases. Los niños son muy listos, nos ponen a prueba constantemente e intentan apretarnos todo lo que pueden, y más.
No sé vosotros, pero a mí personalmente me preocupa bastante este tema, porque creo que es la base para que exista un buen clima en el aula y se pueda trabajar todo lo demás.
Por este motivo, os indico algunas claves que nos puedan ayudar a lo que he comentado anteriormente:
1.
Deja claro desde el principio cuál es el rol de cada
uno.
El profesor es el profesor y el
alumno es el alumno. Podrán llevarse bien, pero el maestro nunca debe olvidar
cuál es su papel. El profesor debe evitar en todo momento el ‘colegueo’ con los
alumnos, ya que ello podrá jugar en su contra si llega el momento de amonestar
al alumno por alguna razón.
2.
Establecer unas normas desde el principio.
Es preciso hacer saber a la clase desde un primer
momento que existen unas normas que deben seguirse, y que su incumplimiento
acarreará una serie de consecuencias. Es bueno que esta normativa se establezca
con la colaboración de toda la clase, así los alumnos se sentirán más
implicados y es más probable que sigan las normas.
3. Fomentar la
horizontalidad de las relaciones.
No cabe duda de que hay que dejar bien definida la
autoridad del profesor desde el principio, pero esto no quita que éste no deba
escuchar lo que tienen que decir los alumnos. Un joven que siente que no se le
tiene en cuenta y que no se escucha lo que tiene que decir es un joven enfadado.
4. Las
amonestaciones.
Amonestar a un alumno puede convertirse en un
auténtico reto para un profesor, ya que puede suceder que el primero no
considere justo el castigo que se le está imponiendo y ‘plante cara’ al
docente. En estas situaciones es fundamental evitar el enfrentamiento directo
con el alumno. Si el profesor ve que su autoridad no está siendo respetada, lo
mejor es que acuda a una instancia superior del centro educativo, como por
ejemplo el jefe de estudios o el director. El apoyo de la dirección al
profesorado resulta vital en este sentido.
5.
Cómo actuar ante un ‘graciosillo’.
La clave está en no responder al alumno, en no darle
la oportunidad de humillar al profesor. Este tipo de comportamientos se
refuerza a base de las risas del resto de compañeros, por lo que entrar en una
discusión abierta con un alumno que desafía a un profesor sólo conseguirá que
lo rete una y otra vez. Lo mejor es hacer caso omiso de los comentarios del
alumno. Nuevamente, el profesor deberá hacer uso de su autoridad, aplicando el
castigo que corresponda. También resulta útil poner en conocimiento de los
padres y de la dirección del colegio el comportamiento del alumno.
6.
¿Qué papel deben jugar los padres?

7.
El profesor 'nuevo'.
Cuando un profesor se incorpora a un centro escolar su
posición es un poco más 'vulnerable' que la de sus compañeros de profesión. Los
alumnos aún no lo conocen y tiene que hacer valer su autoridad empezando desde
cero. Para ayudar a un docente en esta situación, puede resultar muy útil que
sea presentado ante sus nuevos alumnos por una figura que esté por encima de su
propia figura, como por ejemplo el director del colegio. Ello revertirá al
nuevo maestro de una cierta autoridad que lo ayudará de cara a mantener el
orden en su clase.
Espero que os sirvan de ayuda,
Un saludo a todos.
Laura Gallardo Olivares.
Debo comentar que al igual que a mi compañera Laura, la cuestión de la disciplina es algo que me preocupa en gordo.
ResponderEliminarDesde mi corta experiencia en un aula, diré que en las prácticas pasadas me encontré con un panorama de indisciplina máxima debido a que el profesor había perdido si autoridad ante el grupo-clase. Se trataba de un docente que se encontraba en el aula de segundo de primaria realizando una sustitución y los alumnos vieron en la entrada de este "nuevo" profesor la oportunidad para "hacer de las suyas" y no prestar atención a la figura del docente.
También es cierto que dicho docente no estableció ninguna norma de comportamiento y esto favoreció tal comportamiento en los alumnos. Además, su forma de amonestarlos era utilizar un seguimiento del comportamiento mediante tarjetas naranjas (actitud regular) y rojas (actitud mala o muy mala) pero, las empleaba con tanta asiduidad que dejaron de tener eficacia.
Contando esta experiencia quiero remarcar la importancia de conocer nuestro rol y de establecer normas claras para poder desempeñar nuestra labor de forma adecuada.
Gracias por tu aportación.
Elena López Palau (Grupo 12)
Hola Laura, en estos días que volvemos a las aulas, siempre hay algún alumno que tiene una conducta difícil y con el cual se hace complicado mantener el orden en clase. Estas claves pueden ser una guía muy útil en algún momento.
ResponderEliminarOs dejo este enlace sobre la innovación disruptiva, se trata de mejorar cada vez nuestros métodos de enseñanza para que los alumnos estén más motivados por el contenido que se le ofrece en la escuela.
Reflexionemos después de cada clase, ¿cómo podríamos haber enfocado mejor la clase para que este niño que no atiende o el otro que sí que lo hace pero al cuál necesitamos sorprender para que siga haciéndolo?
Redes. La manera disruptiva de aprender.
https://www.youtube.com/watch?v=oFRM0jxnC34
Una preocupación, que como bien ha dicho Elena, nos invade a todos. Lo cierto es que llegar a tener el control de una clase entera es muy complicado, pero es importante intentar lograrlo desde el inicio, sino será muy difícil conseguirlo. Los consejos que nos ofreces pueden resultar útiles, pero también es importante aprender cómo tratar a cada alumno, ya que no con todos funciona lo mismo. Así pues, es importante imponerte desde el principio, como has indicado, pero también calar a los alumnos desde tu primer contacto con ellos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación.
Un saludo,
Valeria Raserón.
Querida Laura,
ResponderEliminaryo también comparto la preocupación sobre la disciplina, ya que para esto, como nosotros decimos "no nos han enseñado".
En estos días de prácticas, observo a distintos profesores y me pregunto cual será mi metodología el día de mañana, y si ésta me llevará a tener autoridad en clase.
Sin embargo, considero que, sobre este tema en particular, aprenderemos con la experiencia.
En este sentido, los libros suelen hablarnos de perfiles muy marcados y, como bien sabemos, en las aulas nunca nos encontramos a un niño que reaccione tal y como se espera ante determinados estímulos.
Por ello, creo que los libros nos pueden servir de orientación, pero que la autoridad la conseguiremos, sin duda, con la experiencia.
Sara Gámez